Fernando Lecaros: dejando legados.

«La música es efímera en si, pero el legado que produce en un ser humano es eterno.»

Cusqueño, violinista, reservado, y uno de esos seres extraordinarios que se han cruzado en mi camino y he tenido la oportunidad de conocer.

Es lamentable que por aquellos inicios del 2000 no tuviese más que mi cámara de carrete desechable.  No conservo ninguna fotografía de Fernando y es posible que de tenerla, me la hubiese hecho retirar.  Odia el protagonismo. Aún sabiendo el riesgo que corro,  creo que existen momentos en la vida en los que uno debe escuchar todo lo que ha sido capaz de crear.

Lo conocí en Lima, en una de aquellas noches de bohemia, fue la persona que me llevó a mi primer concierto de música clásica, con quien aprendí a apreciar lo maravillosa y compleja que es.  Recuerdo mucho el  «no, aqui no se aplaude». 

Los ojos de Fernando siempre han brillado cuando habla de música, por eso cuando hace unos quince años me contó que quería regresar a su tierra  y trabajar por crear una escuela de música para niños pobres, no me sorprendió. 

Crear un proyecto artístico en un país como Perú por aquel entonces parecía como decidir jugar a la ruleta rusa con todas las balas. 

Actualmente es Director General en Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles del Cusco, una escuela que ofrece a muchos niños y jóvenes la oportunidad  de tener contacto con la música y desarrollar sus habilidades. 

No es necesario decir lo que este trabajo significa para todos los implicados en este proyecto.  No hay mejor legado que educar, y ellos lo saben hacer muy bien.

Esta es mi manera de decirle a Fernando  : «Enhorabuena! por creer en tus sueños y trabajar por hacerlos realidad.» 

 

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Luthier.


 

Violines a la espera de un dueño.

 

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